Sopa de garbanzos de tía marisa

Es casi imposible pensar que los italianos puedan prescindir de sus tan deliciosas pastas, se sabe que su gastronomía está basada en ellas y las increíbles pizzas, pero hay más que eso y consta de una abundante, variada, deliciosa y saludable comida.

El risotto es uno de los platillos más consumidos en Italia, desde donde ha migrado a otras naciones en restaurantes de comida italiana; este se trata de un plato a base de arroz con un poco de caldo y azafrán, volviéndolo amarillo.

Uno de los postres italianos más reconocidos es el legendario tiramisú. Puede habitar tanto en la carta del restaurante más modesto como en uno de los más prestigiosos del mundo. Sobre su creación existen tres versiones: una en el siglo XVII, otra en los burdeles del Veneto en los años 50 y una última en los 70 de la mano del pastelero Roberto Linguanotto. Con el paso de las décadas, su gran aceptación disparó la creación de infinitas variantes.

Buscada por lo más curiosos millonarios, esta extravagante pizza fue creada por el cocinero italiano Renato Viola. Para su elaboración utiliza ingredientes de altísima calidad que van desde la tradicional mozzarella de búfala hasta tres tipos de caviar. Su precio en Italia es de 8300 €, el chef la sirve en la propia casa del cliente acompañado por su equipo de catering y toda la preparación es realizada en el sitio, salvo la masa, que se elabora 72 horas antes.

Un personaje ecléctico, dotado de gran intuición y perspicacia, inventó un cóctel extendido por todo el mundo, el Bellini a base de prosecco y melocotones blancos, y un plato que hoy en día ha adquirido un significado que va más allá del original, signo inequívoco de una fama reconocida.

Para conocer el surgimiento de este famoso queso italiano hay que retroceder casi nueve siglos en la historia, aunque su nombre recién apareció en un libro de cocina en el año 1570. En sus inicios era elaborado únicamente con leche de búfala, pero en la actualidad sus versiones más comercializadas son las que se fabrican con leche de vaca o de oveja.

La imagen del Vin Santo siempre ha estado unida a la de la Toscana, una verdadera expresión de un territorio y una verdadera forma de ser. Es el vino de la tradición rural, precioso e inevitable en las dádivas de la casa, un fiel compañero para toda ocasión de celebración y convivencia.